Con una Reforma constitucional se debe dar un tope a los gastos corrientes dentro del PGN
Con una Reforma constitucional se debe dar un tope a los gastos corrientes, dentro del Presupuesto General de Gastos de la Nación (PGN): 60% para gastos de capital o viceversa. Muchas obras públicas siguen paradas por falta de recursos.(En casi todos los países Latinoamericano, tienen estos Modelos de Presupuestos General de Gastos de la Nación).
Por: Gerardo Meza C.(*)
La política fiscal, por su lado, sin rumbo, sin atacar las causas verdaderas del problema como la pésima calidad del gasto público, sin presentar propuestas para una verdadera reforma del Presupuesto General de la Nación, que sigue siendo una máquina de generar pobreza con una enorme concentración de los ingresos tributarios en gastos superfluos o gastos corrientes,(De cada Gs 100 de ingreso fiscal, Gs 96 son para gastos rígidos y solamente Gs 4 para gastos de inversiones), dejando una casi nula financiación para los gastos en inversión.
Tenemos un sistema de “neo-feudalismo” en el cual todos nuestros gobiernos están esclavizados a la deuda. Este sistema es gobernado por los bancos centrales y por el Banco de Pagos Internacionales, y sistemáticamente transfiere las riquezas del mundo fuera de nuestras manos hacia las manos de la élite mundial.
Se debe modificar la Constitución, con una enmienda constitucional, dar un corsé o tope para el Presupuesto General de Gastos de la Nación (PGN), de tal forma que el 60% sea para Gastos de capital o viceversa. (Prescribir con rango Constitucional, como si se tratara de un corsé o tope para que el Presupuesto General de Gastos de la Nación (PGN) no siga siendo un festín de los Poderes Políticos.(Como en el Gobierno de Franco, en el 2.012, el Congreso inflo el PGN en 800 millones de dólares para gastos rígidos, hoy eso significa 4.000 millones de dolares).
En este sentido hacer cambios en la administración del Presupuesto General de la Nación, en todas las entidades centralizada y descentralizadas del país y
el principal es la eliminación de los “factores hipócritas” donde las leyes insisten en ver el lado teórico, y no las consecuencias prácticas y reales.
Y con darle una figura constitucional al Plan de gastos de la Nación (PGN) , va a haber cambios drásticos en los puntos de vista actuales, especialmente en la reducción drástica del gasto corriente o rígidos (sueldos y otros beneficios). Nuestro país tiene un potencial de desarrollo y ha sufrido una parálisis muy preocupante en las inversiones públicas en los últimos 50 años. Este es un hecho probado.
Faltan más inversiones en infraestructura, educación, cultura, y prácticamente en todas las áreas relacionadas con el estado, lo que ha dificultado el crecimiento de nuestro país y continuará dificultando, por lo menos por otros 50 años, si no adoptamos una posición firme en este momento.
Esto se refleja de inmediato en la seguridad pública del país y la sociedad, en materia de infraestructura, seguridad, salud, educación, entre otros.
En el largo plazo esto también se reflejará en la cultura y el comportamiento de los funcionarios que manejan la cosa pública. Es terrible saber que nuestro país tiene la tasa más alta de corrupción en el mundo, muy cerca de Nigeria. Nuestro país no castiga como debe ser a los administradores de la cosa pública (políticos corruptos), principalmente, a los del régimen de turno y por eso es que no hay altos burócratas arrestados por este flagelo, que diezma las arcas públicas.
Por lo tanto, está claro porqué esta plaga (la corrupción) es cada vez peor en nuestro país, ya que no se toman medidas para frenar.
Como dijo alguien, muy acertadamente, en nuestro país no hay razones para no robar.
Un país que quiere crecer debe producir los mejores profesionales del mundo y esto sólo es posible, con un nuevo modelo del PGN, si el estado invierte por lo menos cinco veces más de lo que se hace ahora en educación, de lo contrario el país se quedará estancado y no formará el talento que tiene y que podrían ser grandes profesionales.
Si no se capacita de verdad, verdad a nuestro recurso humano, este perderá la competividad en el mercado de trabajo por falta de preparación.
Con un PGN 2018, con casi 13.400 mil millones de dólares, 60% para gastos de capital , alcanzaría más o menos 7.900 millones de dólares,(Inversiones, educación, seguridad, puentes, aeropuertos, rutas, gastos sociales, y para pagar los servicios de la deuda, entre otros ). De esta forma darle una figura constitucional al gasto de los Entes Centralizado y Descentralizados.
Con esta nueva reforma del PGN de puede reducir la carga tributaria, los países serios, han demostrado que el crecimiento del país no requiere perseguir a sus industrias y empresas en general; por el contrario, el Estado tiene que ser un aliado y no un enemigo de los negocios, después de todo, es del trabajo de estas empresas que el país obtiene su sustento para crecer y garantizarle la calidad de vida a sus ciudadanos.
La carga fiscal en nuestro país, especialmente para los consumidores (impuestos regresivos) es exagerada, confiscatoria, injusta y desordenada y si no hay un cambio drástico, el mercado interno también se estancará y las empresas no podrán competir en los mercados internacionales.
Los últimos veinte presupuestos generales anteriores consisten en sacar dinero a la gente que trabaja para entregárselo a la burocracia, sin que en parte alguna del camino se cumpla las obligaciones del Estado hacia quienes lo sostienen.
Con este modelo de PGN el 96% es para gastos corrientes, nuestro país tiene la burocracia (política) más cara del mundo, esto ocurre por la cultura del malandrake instalada y por la falta de políticas serias y claras en materia salarial.
Es necesario que el político entienda que es un funcionario público, como cualquier otro, con una obligación de entregar su trabajo y sus conocimientos en beneficio de su país y no un “rey” como se ven actualmente.
La Constitución y las leyes tienen que establecer un tope al Presupuesto General del Gastos de la Nación, y también en cuanto a salarios que sean compatible con los otros funcionarios públicos y a partir de ahí, regirse por los aumentos en el sueldo mínimo del país. Este desastre que existe en nuestro país con el manejo del dinero público, Itaipu, Yacyreta, entre otros ,con el abuso de los mega salarios, sin corresponderse con la productividad ni menos con las soluciones para el pueblo, causa todavía más prejuicios al estado, pues un pueblo que se siente robado por sus líderes políticos pierde la percepción de lo que es correcto, justo, honesto y honorable.
INVERTIR FUERTEMENTE EN EL CAMBIO DE LA CULTURA DEL PUEBLO
La gran masa de nuestro pueblo ya no cree en el gobierno, ni en su política, no respetan las instituciones, no cree en sus leyes, ni en su propia cultura, se acostumbró al desorden gubernamental y pasó a ver como normal las noticias trágicas sobre la corrupción, violencia, deterioro de los servicios públicos, etc.
Por lo tanto, se necesita invertir en la correcta formación cultural del pueblo, a partir de las escuelas, empresas, iglesias, instituciones públicas y así sucesivamente, comenzando con la educación para el trabajo y la búsqueda de la excelencia en un mundo globalizado, enseñando al pueblo a amar y honrar a su país; si no, es inevitable que a largo plazo, comiencen a emerger milicias armadas en busca de espacio y poder paralelo al gobierno.
INVERTIR EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA
El países grande y poderoso invierte en ciencia y tecnología. Este debe ser una política de estado, para crecer y a mostrarse al mundo como un país de oportunidades y tener la calidad requerida en el área de ingeniería, calidad médica, tecnología de calidad, no contar con profesionales con una formación de calidad para competir con los países desarrollados que van más de 50 años por delante de Paraguay. Esta es una realidad y debe ser revisada de inmediato, ya que influye directamente en el desarrollo de cada nación.
Que este problema de falta de recursos humanos para crecer y a mostrarse al mundo como un país de oportunidades, no debe ser un tema desconocido por parte de las actuales autoridades, la pregunta es: qué se está haciendo para cambiar esta situación y en qué tiempo se debería esperar una transformación para pasar mucho más rápido del discurso a las obras.
Solo el prestigio del gobierno permitirá que la ciudadanía apruebe cambios en nuestra Carta Magna, con una reforma constitucional entre los que debiera incorporarse el principio de aplicación de solo un 60% de los recursos a gastos de capital o viceversa , para todas las entidades Centralizada y Descentralizadas.
Este es el Paraguay que queremos.
(*) Economista Gerardo Meza C. Autor del Libro digital: 7 puntos para tener en cuenta para el Paraguay que queremos