El las raíces del mismo Paraguay se gesta un nuevo impulso liberador. «Que se vayan todos los políticos profesionales» clama nuestro pueblo de esta clase política profesionales, corrupta, prebendaría y clientelistas. Y para eso es necesario abrir el camino para un nuevo tipo de dirigentes -politico-tecnico, apoyando y apostando, por un joven tecnico-politico Presidente de la Republica el Economista Santiago Peña, y que va a construir una organización diferente para el Paraguay que queremos.

Resulta necesario definir un modelo de organización de la Nación resistente al saqueo de nuestras materias primas y que nuestra clase política dejen de actuar como colonias, e instalar en el nuevo poder a una dirigencia que se afirme en nuestra identidad criolla. Esta Nueva Dirigencia se está conformando en el proceso subterráneo que tienen los pueblos para resguardarse cuando las condiciones de la superficie son adversas. Como el Economista Santiago Peña, y personas de todas las edades y extracción social, que tienen en común el proceder con una lógica distinta, con valores acordes con los lentos cambios de los pueblos, guiados por la profunda necesidad de armonizar su vida con la verdad, y que saben de qué se trata la “mentira organizada” que hasta ayer detentaba el poder.

 Necesitamos nuevos dirigentes patriotas, Como Santiago Peña -presidente con actitud, valores, voluntad, de compromisos y con sed de justicia, honestos, que procedan en forma transparente defendiendo nuestro derecho a una patria libre, justa y soberana. Dirigentes decididos a hacer un país de ricos para todos, eficientes en su accionar y sostenidos por hechos, y no por discursos vacíos de contenido; conductores que sientan que su éxito y futuro es inseparable del destino común.

Necesitamos también librarnos de una dirigencia como la actual: burocrática, entreguista, corrupta inoperante, caracterizada por su oportunismo, su devoción por servir a los poderosos, favoreciendo el saqueo para obtener beneficios personales. Directivos que se mantienen en base a discursos e intrigas, que han sustituido por la politiquería a la política, el refugio mediocre de “lo posible” por la capacidad para transformar la realidad, lo eventual por lo estructural.

En fin, una clase de dirigentes que, indiferente al repudio de la mayor parte del pueblo, se sostiene por su utilidad para los saqueadores de nuestras naciones, que los apuntalan con los medios de comunicación, las referencias “académicas” y la estructura burocrática controlada mediante el miedo o la corrupción. Mientras los saqueadores y sus cómplices locales se hacen cada vez más ricos y poderosos. Este es el Paraguay que ya no queremos, un Paraguay distinto con el presidente Santiago Peña.

Compartir esto