Los cuellos de botella de nuestro desarrollo, solamente con esta nueva política de gestión (reforma), es lo que nos permitirá cerrar las brechas tan amplias de ingreso, y apuntar hacia mejores condiciones de calidad de vida para la población.

Por: Gerardo Meza C. (*)

Los cuellos de botella de nuestro desarrollo es este modelo del Plan de Gastos de la Nación, (deficitario), la Inseguridad jurídica, Productividad, (la productividad es clave para impulsar el desarrollo), y la inflexibilidad laboral, educación, déficit de la Caja Fiscal y no tener un Mercosur flexible, que permita tener un comercio libre son los ejes para la sustentación del país en los próximos años.

Postergar su abordaje decidido, y no cerrar las brechas tan amplias de ingreso compromete las condiciones de calidad de vida de la población y la  viabilidad del país.

Para avanzar más rápidamente hacia los umbrales del desarrollo, necesitamos una nueva politica de gestion para cerrar la brecha tan amplias de ingreso y apuntar hacia mejores tasas de crecimiento económico superiores al 7% anual en promedio en la proximas decadas.

Un enorme desafío porque la capacidad de crecimiento actual de nuestro país no supera el 5% anual.

Sin embargo, para alcanzar una tasa de crecimiento promedio del PIB del 7 % anual en las próximas décadas necesitamos incrementar el ahorro nacional a niveles del 24% del PIB, atraer inversiones extranjeras directas que representen un 5% del PIB e incrementar el crecimiento de la productividad global de la economía hasta un 2 % anual en promedio. Para lograrlo debemos avanzar en reformas estructurales en áreas fundamentales como las siguientes:

Por un lado, tenemos un presupuesto deficitario (se cubre con deudas los agujeros fiscales). La Presión tributaria es la más baja de la región (12,3 del PIB).

 Ajustes al sistema tributario: que incrementen los ingresos fiscales y mejoren la equidad del mismo de tal manera a financiar los mayores costos que implicará la provisión de servicios públicos de mejor calidad.

Necesitamos una Política Fiscal de incentivo que apoye a la Política Macroeconómica. (Para seguir consolidando la estabilidad macroeconómica, que hoy tenemos con un Banco Central autónomo).

 Por esta mala política, tenemos baja calidad de servicios públicos básicos de educación, salud e infraestructura reduce los niveles de productividad de la economía.

 La Política fiscal, (necesita un equilibrio fiscal) Después de décadas de desorden, llegó el momento de ser serios con el equilibrio fiscal. Es la plata de los paraguayos y administrar con responsabilidad es nuestra obligación, para tener un mayor desarrollo sostenible.

Por otra parte, el ahorro nacional es muy bajo (apenas el 17% del PIB) condicionado por una baja tributación y mala calidad del gasto público (que de cada Gs. 100 de los ingresos fiscales, Gs. 96 van a gatos rígidos) que resulta en un ahorro estatal prácticamente nula; y la alta informalidad laboral (apenas un poco más del 25% de los trabajadores están asegurados en el IPS) que reduce el ahorro previsional. Y, por último, la inversión extranjera directa es casi inexistente a causa de la escasez de capital humano, la inseguridad jurídica y la inflexibilidad laboral.

Tanto o más importante que esa situación es la que refiere a la productividad. Que para tender al desarrollo del país e impulsar un crecimiento todavía más alto y cada vez más inclusivo, debemos avanzar en elevar la productividad, así como también invertir más y más en capital humano. A fin de impulsar las políticas públicas tendientes a lograr un crecimiento sostenido y sustentable.

Que es importante generar consensos, como eje transversal de las reformas que el país debe enfrentar. En este sentido, es fundamental trabajar de cerca el sector público y el sector privado, de manera a producir el tejido social y construir la confianza necesaria para potenciar el trabajo en equipo en post de un país cada vez más inclusivo.

Este Blog permanentemente remarca varios aspectos que creemos que  son claves,(para salir del cuello de botella para el desarrollo,  como por ejemplo un sistema fiscal que considere todo su conjunto, tanto los ingresos como los egresos, pues también esto último, el saber gastar, la calidad y eficiencia del gasto, tener una política fiscal incentivadora (para apoyar a la política macroeconómica del BCP) hace a un Estado más eficiente y  genera mayor espacio para las inversiones.

Hacemos hincapié en que para avanzar hacia la modernidad y el desarrollo es necesario realizar una reforma del sistema educativo, a fin de brindar a la gente educación de calidad, y una reforma del sistema de salud, también en función de elevar la calidad del servicio.

Unos Estudios Económicos de la Industria y de la Empresa señalan que, en los últimos 10 años, se han invertido miles de millones de dólares en equipamiento y tecnología, pero la productividad por trabajador ha bajado más de dos dígitos por ciento. En vez de mejorar en más dígitos, se registra esa caída, que hace una brecha de productividad del orden de más de dos dígitos por ciento.

Estos estudios ratifican la idea general que se tiene sobre el exagerado costo de las industrias y de los empleadores en el país, que hipoteca la inversión social y desalienta la inversión extranjera y nacional en productos de calidad.

Se toca así el fondo mismo del desafío del Paraguay todo. Así como la actividad agropecuaria en general muestra hoy una respuesta positiva a la inversión de los últimos años (un real aprovechamiento de la bonanza de la década 2002-2011), la industria —y otros sectores fundamentales de la actividad económica, como la energía— están muy lejos de acompasarse a las exigencias de los tiempos.

 No podemos mirar al futuro sin una mejoría realmente sustancial en nuestros costos de producción. Por supuesto, la productividad por trabajador no es el único elemento a considerar, pero es sin duda muy importante y en el ejemplo concreto de la industria y de los empleadores. Reforma laboral: que combine flexibilidad con seguridad. Eliminar la estabilidad a los diez años, introducir un seguro de desempleo, fortalecimiento del sistema de capacitación laboral continua, etc., es fundamental.

En este caso se agrava porque los empresarios han invertido y, lejos de mejorar su ecuación, han retrocedido.

El Gobierno, la clase política y los técnicos, debe pensar muy seriamente en este tema. No es política ni ideología, es simple sobrevivencia. De lo contrario, iremos cada día un poco para atrás hasta que ya sea tarde y nos demos cuenta de que no tenemos condiciones para sustentar nuestra seguridad social.

Reforma del sistema educativo priorizando la calidad: levantar el rendimiento educativo es una condición existencial. Criterios de selección y permanencia de maestros, priorizar formación y capacitación de los maestros, salarios por formación, capacitación y resultados.

Priorizar la formación y capacitación de la población en tecnología.

Esta reflexión nos lleva de la mano a la educación. Leemos permanentemente en los diarios que el año pasado la actividad bancaria en varios países perdieron miles de empleos, pero, sin embargo, se había contratado una cantidad similar. El tema es que estos que entraban tenían un nivel mucho más alto que los empleos perdidos o los trabajadores que estaban sustituyendo. Las actividades menos complejas ya estaban mecanizadas y, en consecuencia, la formación exigida era sustancialmente mayor.

O sea que levantar el rendimiento educativo es una condición existencial. No hay futuro posible sin un cambio fuerte de métodos, organización y rendimiento. Hay que sacudir rutinas, con todo el chirrido que se produce en estos casos. Pero el próximo gobierno que asuma el 15 de agosto del corriente año no podrá esperar, ya que el actual, luego de fracasado su intento inicial, se ha limitado a flotar para no irritar al gremialismo dominante.

Ni hablemos de que es necesario seguir obteniendo mercados. La producción del país paga una fortuna en impuestos a las importaciones que nuestros competidores se saltean por los acuerdos de liberalización comercial. El caso de la carne en China es bien conocido, frente a Australia y Nueva Zelanda, que tienen menos costo de flete y entrada libre. Hay que enterrar el temor a los tratados de libre comercio.

Luego nos enfrentamos al precio de la energía (Que regalamos a nuestros vecinos a Brasil y Argentina, a precios irrisorios) y el costo del Estado en general, que ha ido creciendo sin una contrapartida que compense ese peso. El sistema de seguridad social, que se salvó de la quiebra (y la del país) con la reforma de 1992, está siendo toqueteado peligrosamente.

Ya la ley introdujo retrocesos sustantivos que hoy se traducen en pesados gravámenes. Ahora se habla de los famosos «cincuentones», que es otro retroceso, porque en vez de darles la opción al jubilarse, se los quiere obligar a salir de su sistema de seguros. para entrar al de Previsión Social, con el consiguiente costo multimillonario, que ha abierto una fuerte discusión numérica. Invocando la justicia social, marchamos directo hacia los abismos de la injusticia.

Reformas. De acuerdo a los estudios realizados por organismo internacionales, si no se hace la reforma en corto plazo, el fisco y otras previsionales empezaran a tener problemas de flujos de caja y, posteriormente, el pasivo de largo plazo que van a tener será enorme que podrían generar, no solamente un cuello de botella para el desarrollo, sino la “próxima gran crisis” en el país.

Los cálculos actuariales indican, que en 10 o 20 años el costo de la reforma puede representar el equivalente a la mitad del producto interno bruto (PIB 2017=US$ 29.734 millones y, según este dato, la mitad representa US$ 14.867millones), Es el nivel de la crisis que se tendría si seguimos postergando la reforma.

Un reciente informe del Banco Mundial sobre Paraguay señala que hay tres factores que obstaculizan el desarrollo –concentración, informalidad y provisión ineficiente de servicios públicos– y requieren ser cambiados ya que además de reforzarse entre sí, generan cuellos de botella en el desempeño social, económico y ambiental. Como es de público conocimiento, Paraguay se encuentra en la cola de las listas de casi cualquier índice de desarrollo reflejando los persistentemente altos niveles de pobreza, desigualdad y vulnerabilidad, a pesar de 15 años de crecimiento.

Si queremos superar la pobreza, las desigualdades y los altos niveles de vulnerabilidad social, ambiental y fiscal, señalados como ámbitos prioritarios por el Banco Mundial, es necesario remover los factores estructurales que hacen que el Estado termine siendo capturado y beneficiando a una élite político-económica que a la vez que construye su poder y riqueza gracias a este, impide la vigencia de un contrato social.Como señala el documento, el país debe implementar políticas basadas en un compromiso a largo plazo para el crecimiento inclusivo y la entrega de bienes y servicios que reflejen los intereses de un segmento más amplio de la sociedad.

 Queda claro que, si no se soluciona el problema del cuello de botella para nuestro desarrollo, en el largo plazo no habrá aumento significativo de la productividad.

Solamente con esta nueva política de gestión (reforma), es lo que nos permitirá cerrar las brechas tan amplias de ingreso, y apuntar hacia mejores condiciones de calidad de vida para la población.

Esto va a implicar necesariamente afrontar el país, estas reformas estructurales que nos permitan superar los límites de nuestro actual modelo de desarrollo.

(*) Economista: Autor del Plan de Gestión Estratégico del BCP

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